Estamos en plena guerra anglo-española (1585-1604), en la que Felipe II intentó invadir Inglaterra y deponer a Isabel I valiéndose de la armada española. La expedición de Drake de 1587, que destruyó la flota española en Cádiz, y la derrota de la Armada Invencible al año siguiente, supusieron graves reveses para España en el desarrollo de la contienda. En 1596 la climatología desbarata la nueva Gran Armada que se dirigía hacia Irlanda para apoyar a los católicos irlandeses en su lucha contra Inglaterra.

En abril de ese mismo año, los tercios españoles tomaron a los hugonotes franceses la ciudad de Calais, desde donde se podría fácilmente acometer la invasión de las islas británicas por su cercanía geográfica. Ante la amenaza de una invasión española inminente, Isabel I ordenó atacar la flota española fondeada en Cádiz.

150 naves mando del almirante Charles Howard, y 14.000 soldados al de Robert Devereux, II conde de Essex, entre las que se encontraban tropas de las Provincias Unidas de los Países Bajos, arribaron por sorpresa a una ciudad despreocupada y desguarnecida, con 40 navíos de guerra fondeados y poco más de 5.000 hombres para su defensa.

Tras una escasa resistencia, la flota española es destruida en la misma bahía y las tropas invasoras desembarcan con impunidad, saqueando e incendiando la ciudad, y tomando como rehenes a las principales personalidades de la misma, que fueron llevadas a Inglaterra en espera del pago de su rescate. España se declararía en quiebra ese mismo año.

Este es el marco ambiental en el que se desarrolla la novela, donde su protagonista, Juan Pedro, un tabernero sevillano afincado en Cádiz, irá creciendo como personaje según se desarrollan los acontecimientos.

¿Qué te hubiera ocurrido a ti de haber estado en Cádiz ese día?

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