¿Qué ocurre cuando todo aquello que me rodea deja de ser lo que siempre he creído que era? Durante años, las personas que han vivido a mi alrededor –mi mujer, mi hija…– y que han compartido mis rutinas – el trabajo, llevar al cole a la niña…–, me han confirmado cómo es el mundo en el que me desenvuelvo; me han proporcionado la seguridad de que todo es como debe ser, y de que todo se encuentra en el lugar que le corresponde. Son las certezas que han dado sentido a mi vida, pero son también los referentes que espero encontrar en el futuro, los que me permitirán seguir soportando el día a día.
 
Sin embargo, cuando menos me lo espero, todo cambia. Mi trabajo, ese que me ha permitido ser un ciudadano más, integrado en mi sociedad, y vivir con cierta holgura, ha desaparecido; mi hasta ahora adorable hija comienza a mostrar un comportamiento extraño y su salud empeora; mi mujer deja de verme como un compañero para considerarme un individuo excéntrico con el que le resulta exasperante compartir su vida.
 
Si a todo lo anterior se añade la entrada en escena de un viejo taimado, de aspecto desagradable y con un pasado siniestro, tenemos los ingredientes necesarios sobre los que se construye la trama de Azul, una obra de ficción en la que nada es lo que aparenta ser, y en la que el suspense se mantiene hasta prácticamente la última línea del relato. En ella se recogen numerosos elementos de una película clásica, de culto, El mago de Oz, cuando lo habitual es lo contrario, que la literatura inspire al cine.
 
El autor de Azul, Pedro Isael Ramos Sánchez, un joven onubense afincado en Madrid desde hace ya bastantes años, a pesar de vivir gracias a su trabajo en una empresa del sector de la decoración (escribir no suele proporcionar independencia económica), no es nuevo en estas lides. En sus ratos libres ejerce de alma mater del blog El Cajón de la Calavera Sinfónica, donde tienen cabida la literatura, el cine, la música y cualquier expresión de la cultura en general.